Una de las tradiciones más arraigadas en España y varios países de habla hispana es la de comer Doce Uvas mientras suenan las campanadas que despiden a la nochevieja y reciben al Año Nuevo. La misma se originó en Madrid a fines del siglo XIX, donde el pueblo se reunía en frente del reloj de la Puerta del Sol. Según la tradición, el que las come al compás de las campanadas, tendrá un año próspero.
Si bien la documentación escrita sobre las doce uvas habla sobre la Nochevieja de 1895 y la prensa madrileña comenzó a hablar de la misma en 1897, algunos la retraen a 1880.
La costumbre de comer uvas en la Puerta del Sol comenzó como una forma de ironizar la costumbre burguesa de despedir el año comiendo uvas y tomando champán. Sin embargo, algunos aseguran que se debe que hubo un excedente de la fruta por parte de los agricultores de Alicante y Murcia.
Para 1897, la prensa de España comenzó a escribir sobre esta costumbre, y para el año siguiente, se incitaba al pueblo a seguir esta tradición, y para 1903, ya se extendía para otros poblados españoles.
En 1909, agricultores de Murcia y Alicante, tuvieron un excedente de uva, y para sacar al mercado la producción, popularizaron la costumbre, dándole un impulso definitivo que logró instaurarse como una consolidada tradición.
Mientras que en España se consumen uvas frescas, en otros países como en Argentina, suelen utilizarse pasas de uvas. El por qué son doce, no se sabe si es por los doce meses del año o las doce campanadas de la medianoche.
Según la tradición, el que coma las doce uvas al compás de las campanadas, tendrá un año próspero, y se cree que podrá multiplicar por cuatro su fortuna.
