El 26 de julio de cada año el santoral católico le dedica el día del calendario a Santa Ana y a San Joaquín, padres de la María y abuelos de Jesús. Ana es patrona de las mujeres trabajadoras y embarazadas al momento del parto, Joaquín de los abuelos y ambos de los mineros, dado que se considera a la virgen como plata y a Cristo como oro. También son protectores de numerosas poblaciones en el mundo.
Ana nació en Belén, sus padres fueron Mathan y Emerenciana y decendía del rey David y de Levi. Por su parte Joaquín era natural de Nazaret y sus padres fueron Matat y Estha.
Si bien Ana y Joaquín eran una pareja acomodada, era estéril. Los sacerdotes aseguraban que la infertilidad se debía a un descontento de Dios, por lo que le recomendaron realizar sacrificios. Es así como el abuelo de Jesús se dirigió al desierto a ayunar durante 40 días.
Un ángel se apareció simultáneamente a Ana y Jaquín, anunciándoles que sus ruegos fueron escuchados y concebirían un hijo.
Ana prometió dedicar a su hijo al servicio de Dios, y luego de 9 meses dio a luz a una niña a la que nombraron María. Cuando cumplió los 3 años fue llevada al tempo para consagrarla a Dios, donde vivió hasta los 12 años cuando fue entregada a José en matrimonio.
Tanto Ana como Joaquín son patronos de varias poblaciones del mundo y ambos son santos patronos de los mineros, dado que se considera a la Virgen María como plata y a Jesús de Nazaret como oro.
Cabe señalar que como Santa Ana y San Joaquín eran los abuelos de Jesús, en muchos países el 26 de julio se celebra el «Día del abuelo».
