Según trascendió de fuentes judiciales, el informe que se presentó ante la juez Susana Castañera que entiende en la causa, Juan Castro sufría delirium agitado fatal al momento de su muerte. Este síntoma que fue desencadenado por el consumo de cocaína fue el que llevó al conductor a poner en riesgo su vida.
Además, en la historia clínica de Castro no figura ningún intento de suicido como antecedente que avale la teoría que se tenía como firme hasta el momento sino que por el contrario, él siempre expresaba sus ansias por embarcar nuevos proyectos.
Pocas horas después del último consumo, los adictos de larga data sufren un agudo cuadro psicótico con euforia, confusión, agitación y alucinaciones que se exterioriza con fuerza inusual que pone en peligro su propia vida y la de terceros.