Ante todo, Graciela Borges aseguró que no es una persona bélica y está lejos de todo pensamiento violento, pero hay cosas que la angustian mucho.
La actriz declaró no estar a favor de la pena de muerte, pero no juzga a los que lo están. Contó que el día que Susana Giménez dijo su famosa frase “El que mata tiene que morir”, ella habló con la diva y comprendió que hablaba de una parte del corazón que está muy dolida.
Si bien Graciela respeta mucho a Hebe de Bonafini, considera que sus palabras fueron muy fuertes, le dolieron y le parecieron excesivas.
“En ese momento trabajaba mucho y tuvimos los ojos distraídos, pero fue horrible, inmundo y no quiero que vuelva a pasar en ninguna parte del mundo”, concluyó.